René Lacoste fue uno de los grandes tenistas, no sólo de su época, sino de la historia de este deporte. Pero su figura va más allá de lo meramente deportivo, de hecho, se le puede considerar uno de los grandes innovadores del tenis, un adelantado a su tiempo.
Lacoste nació en 1904 y, curiosamente, no comenzó a jugar a tenis hasta los 15 años. De hecho, empezó a practicarlo después de conocerlo en un viaje que realizó a Inglaterra junto a su padre. A partir de ahí, el joven René, que no contaba con un talento especial, se obsesionó en perfeccionar su juego.
Sus ganas de mejorar le llevaron a contratar a un entrenador personal, algo extraño en una época en la que la mayoría de tenistas eran autodidactas, con el que trabajaba no sólo su juego sino su condición física y, además, desarrolló una máquina que le lanzaba bolas. Por si fuera poco, tomaba notas de las características de todos los adversarios a los que se enfrentaba o a los que veía jugar.
Con 18 años Lacoste comenzó a jugar de manera profesional. Junto a otros franceses ilustres como Borotra o Cochet formó un grupo conocido como ‘Los Mosqueteros’ que fueron capaces de ganar varias veces la Copa Davis para Francia.
En 1925, ya estaba considerado el mejor tenista del mundo. Ese mismo año, después de varios intentos fallidos, se proclamó campeón de Roland Garros en individuales y de Wimbledon en dobles, además de alcanzar la final del Open de Estados Unidos.
Pero sus grandes logros fueron en la Copa Davis. René Lacoste formó parte del equipo francés que alzó la ensaladera en 1927 y 1928. Además, a nivel individual, volvió a proclamarse campeón de Roland Garros en 1927 y 1929.
Sin embargo, el más joven de Los Mosqueteros tuvo que colgar la raqueta antes de tiempo. Una bronquitis crónica le apartó de las pistas aunque siguió muy ligado al tenis. Entre 1931 y 1933 fue capitán del equipo francés de Copa Davis y, justo después, creó la compañía de indumentaria que lleva su nombre.

El cocodrilo de Lacoste
Lacoste eligió como emblema de su marca un cocodrilo que era el apodo con el que se le conocía. El origen de este sobrenombre, según cuentan, fue una apuesta en la que la recompensa era una cartera hecha de piel de este animal.
No terminaría aquí la contribución de René al mundo del tenis. En 1963 diseñó una raqueta hecha de acero. De nuevo, una innovación en una época donde se usaba, principalmente, la madera. Con esta raqueta, nombres como Billie Jean King y Jimmy Connors consiguieron, nada más y nada menos, que 46 títulos de Grand Slam entre 1966 y 1978.
El legado de Lacoste y su estrecha vinculación con el mundo del tenis siguen muy presentes en la actualidad. Grandes estrellas como Novak Djokovic o Daniil Medvedev, por citar dos ejemplos, han lucido el cocodrilo en la solapa.
(Imagen principal: La Vanguardia)